viernes, 5 de julio de 2013

(Tres puntos...

Cuando no tengas más
eso que juega en los bailes;
ínfimos retrocesos de tu espasmo,
retratado en mi memoria

te prometo dar
un espacio
en donde quedemos
mano a mano
por el beso
que
te
he
robado.

Con
la condición
de que
en algún momento nos veamos
mi pobre percanta.


Ya que sólo somos ese recuerdo exacto


en
donde
nos vemos
reflejados en ese parco
recoveco de pizarras arañadas
por un ruido igual a lo cotidiano.

Por eso espero
que en algún momento
desees hablar
conmigo
ya que
yo te
sigo
esperando.

Como los puntos suspensivos que esperan encontrar un final,

te espero a vos. )


Todo entre paréntesis... por supuesto.

X

Si
la ansiedad
no me dice nada,
mi futuro
debe ser un acto
de recoger sonidos
del suelo
con alevosía.


Ciudad

La ciudad
nos aísla de todos
recubriéndonos con personas.

Y cuando
queremos cubrirnos de lluvia
pasan miles de paraguas
(recubriéndonos con personas)

Entre estos infinitos urbanos
recubiertos de personas
a veces, solo (a veces)
vemos algo;
una máquina del tiempo

Algunos lo ignoran
a otros les asusta
pero yo digo (a veces):

“se llaman sonrisas”. 

Como un viento afilado

Desde el espacio
que hay entre las hojas
de una selva diminuta,
una epifanía
cae desde lo menos bajo
y va a la tierra.

Se vuelve sangre
se vuelve muchas cosas
con pequeños gestos silenciosos.

Se siente a sí misma
abriendo los ojos
desterrándolos hacia el cielo.

Nos siente a nosotros
y sin darse cuenta
se sonroja…

y nosotros nos detenemos
todos
sintiendo algo
como un viento afilado

retornando desde la tierra.