La ciudad
nos aísla de todos
recubriéndonos con personas.
Y cuando
queremos cubrirnos de lluvia
pasan miles de paraguas
(recubriéndonos con personas)
Entre estos infinitos urbanos
recubiertos de personas
a veces, solo (a veces)
vemos algo;
una máquina del tiempo
Algunos lo ignoran
a otros les asusta
pero yo digo (a veces):
“se llaman sonrisas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario