Aquel horror más profundo resurge.
Se escucha retumbar en todo el continente
el llanto de la libertad y la democracia.
Hoy cayó el último grito de sensatez
y se acomodó en el fondo, abrazando
a una paz atacada por armas y fuego.
Los ídolos fallaron hasta a los idólatras
las máscaras rebosaron de vergüenza
como nunca antes lo habían hecho.
Recordaremos este día cuando tengamos
que enseñar a nuestros hijos a luchar
por lo que es una batalla sin fin, hoy.
Todavía me sobra un dejo de esperanza
con un libro en la mano y una bandera
que se levantaría con una brisa pequeña.
¿Me ayudarán a soplar para que nuestra bandera vuele,
para evitar que masacren a nuestra libertad?
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